Julieta TH

Los apellidos en España fueron utilizados en un principio por los nobles y el clero. Luego de más de 800 años estos se establecieron entre el resto de la población. Con el crecimiento demográfico y el desarrollo de la documentación, los apellidos se tornaron esenciales y fueron hereditarios cuando comenzaron a pasarse de padres a hijos.
Durante la Edad Media era muy común que una persona fuera identificada por una peculiaridad personal o por una particularidad geográfica o por el nombre de su pueblo, como parece ser el apellido Soneira. Este pertenece entonces a la categoría de apellidos de origen locativo o del territorio donde residía el fundador del linaje y las generaciones que seguían adoptaron este término como apellido.
En el caso específico del nombre de familia Soneira, se habría utilizado para identificar a una persona que “era natural de Soneira”, un territorio ubicado al noroeste de La Coruña (Galicia).

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